diumenge, 22 de gener del 2012

NI TU NI NADIE PUEDE CAMBIARME

Señor Kim "Dotcom" Schmitz :
Debo confesar que, por pura cuestión de no estar tan al día de las nuevas tecnologías como debería (estoy en un cómodo "ayer" que todavía usa el emule y todavía guarda un backup de todo lo que baja por si algún día todo revienta), bien, por ese único motivo yo no era un usuario de Megaupload.com. Así que no tengo un especial estado de ánimo hacia nadie de los afectados ocasionado porque, como consecuencia de todo el embrollo, documentos de especial valor de mi propiedad hayan quedado atrapados y no sepa cuando podré recuperarlos. Mi música, mis series y películas y los montones de pdf's que algún día, metidos en un disco de un par de Tb, constituirán, últimamente, el resumen de toda la cultura que haya adquirido en mi vida están, de momento, a salvo.
Dicho lo cual, Kim, ya que voy a tutearte (de paso, recordándote que, en cierto cruel giro del destino, compartes nombre de pila con una estirpe de dictadores norcoreanos que ya han sido antes mis invitados), he de decirte que toda la estampa que estoy contemplando me resulta bastante decepcionante. Sería muy cursi llamarle descorazonador, ya que estamos entre piratas (esos piratas que tiraban a sus rehenes por la pasarela para que los engullieran los tiburones, con lo cual ya estamos todos). Pero uno ya se había imaginado a los encarcelados por las webs de P2P como tímidos chiquillos de apenas 25 años, con problemas para relacionarse con los demás, ensimismados tardoadolescentes que aún viven con sus padres (que ni se enteran de que sus hijos cambian el mundo y se cargan industrias desde la misma habitación donde aún guardan sus juguetes en el estante de arriba de un armario). En fín, uno ya veía a una pandilla de geeks como los de The Big Bang Theory esposados, y se los imaginaba siendo pasto en los calabozos de criminales de la peor estopa. Foto que seguro que no hubiese sido portada en periódicos que pertenecen a imperios de comunicación con enmarañados intereses en la industria del ocio.
Pero tú sí has sido portada. Y, casi imposible evitarlo, me topo con tu pinta. Que resulta algo grotesca,  perdona que te diga. Una especie de Guillermo el Travieso algo repelente. Como dos metros de tío y como unos, aventuro, 150 kg, o así. Ostensible exceso de peso que un amigo mío te ayudaría a controlar con su blog. Traje negro, imagino que hecho a medida, aunque el sastre debió avisarte que la solapa cruzada es poco aconsejable con semejante barriga. También te podría haber avisado el fotógrafo del photoset de la cantada que supone pasearse por oníricas playas con semejante facha. Pero claro, importante el traje, pues es lo que se espera de los tipos forrados, hombres de negocios, al fín y al cabo, sean estos negocios claros como el agua, o turbios, como dice Hernán Casciari que es la horchata (pero ya la probaste casi helada, Hernán?). Luego, los helicópteros, y el avión privado. Ah. Y los coches potentes y veloces. Con uno de los cuales te detuvieron hace unos años, en la autopista AP-7, a menos de 30 km. de donde vivo. En una especie de competición, la Gumball 3000, orquestada por y para que millonarios aburridos con coches despampanantes condujeran a enormes velocidades, de 200 para arriba, pasándose por el forro cualquier prohibición, poniendo en peligro las vidas de otros conductores, y alardeando de lo baratita y asequible que salía la multa, si te pillaban, por darte semejante gustazo.  Alguno diría que esa es una actitud muy punk, y te consideraría un icono. Yo no tengo ese concepto del punk. Luego vendrían, seguro, las modelos de edad barely legal y supongo que muchas otras cosas. Seguro que las modelos caían fascinadas por tu personalidad, no lo dudes.

También veo que en las fotos no te importa repetir los famosos zapatos bicolor.
Pero no me lo tomo como un signo de modestia. No parece que la modestia y la discreción sean unas virtudes que te parezcan apreciables. A lo mejor por eso el FBI dijo cazaremos a este tipo.


Sin que quiera que parezca que tengo algún tipo de prejuicio (contra la obesidad mórbida, contra los conductores de deportivos de más de 300 CV, contra los helicópteros), he de confesarte que, a la vista de todo esto, dudo que estuvieses dispuesto a compartir todas estas cosas con mucha gente. Más bien parece que tantas fotos con ellas eran para fanfarronear sobre lo bien que te iba. Pero no me hagas caso, podría equivocarme. En cualquier caso, si lo que querías era fama global, ahí la tienes, como Assange, como Zuckerberg, como Gates, pero a otro nivel. Ignoro si Gates tiene un avión particular, por cierto.

En fín, es hora de ir acabando, por lo menos con lo de hoy, que parece que será una miniserie, pues me temo que seguiremos enterándonos de cosas relacionadas contigo. Que si los de Anonymous (sé que es la mar de coherente, pero no me gusta la gente que esconde la cara) te entronizan y te dedican cualquiera de las tropelías que cometan de ahora en adelante. Que si las empresas cuyos contenidos has fusilado empiezan a cuantificar al detalle los daños que les has causado (apuesto a que sus propietarios tienen helicópteros y coches y aviones potentes, dudo de los zapatos bicolor). Que si la prensa más conservadora te convierte en un nuevo demonio porque también evadías impuestos. A partir de aquí vas a ser santo o demonio para muchos. A mí, lo siento, me sobran detalles que me dan que pensar si en realidad no pretendías ayudar a la gente sino pegar el pelotazo. Uno es así de cabrón.



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