dimarts, 20 de desembre del 2011

LUCIA Y, OTRA VEZ, LA PALABRA TODOS

Entre sueños que se desvanecen, me despierta a muy temprana hora la noticia de que Lucía Etxebarría va a dejar de publicar libros ante el hecho de que las descargas ya superen las ventas. Pues su último libro sólo se ha publicado en formato físico. Tengo algunos de sus libros por casa y les he dedicado muy escasa atención, en cualquier caso sí he leído muchos de sus artículos para el suplemento dominical de La Vanguardia. Me parece monotemática, algo egocéntrica, y no recuerdo una sola de sus frases en tanto artículo, esas que otro subrayaría o anotaría al margen. Pero me sorprende que haga pública esa decisión, que tiene un cierto regusto de pataleo. La red la ha aplaudido, más bién irónicamente, lo cual debe parecerle muy cruel. Puede que ella pensara en algún momento que su rendido público fuese a pedirle que reconsiderara tan tajante medida. Pues también se queja de los escasos ingresos que recibe como escritora por cada unidad vendida. No puedo pronunciarme: escribo gratis, me leen muy pocos, nadie paga por mí por lo que nadie puede exigirme en un sentido de la reciprocidad (sí puedo recibir estirones de orejas, pero son simbólicos y por lo tanto indoloros). De Lucía Etxebarría no sé que puedo esperar a estas alturas. Sé que no es tan recatada como Amélie Nothomb, sé que es prolífica, recuerdo que ganó algún premio. Pero ahora no voy a escarbar en su obra a ver si el mundo podrá recuperarse de tal pérdida. 
Hace muy pocos días conversaba casualmente sobre Corea del Norte. Sobre que allí ministros que cometían errores de gran repercusión acababan siendo fusilados. Iba a emplear la palabra ajusticiados, pero hubiera inducido a equívoco. También hablamos de la aplicación de la pena de muerte en China, silenciada en todo lo posible, pero una clara realidad para cualquier chino con tentaciones, por ejemplo, de malversar caudales públicos. Esto es así, y yo (que conozco un par de cagadas judiciales de mucho cuidado) no puedo abogar por la pena de muerte. Pero igual los europeos continuamos pensando en nuestros perfectos (sobre el papel) sistemas políticos mientras Asia prefiere gobernar el planeta desde la discreción y la ausencia de boato. En cualquier caso Kim Sung Il ha muerto, dicen los partes oficiales que cansado y estresado de tanto trabajar para su pueblo. Leo que en Corea del Norte hay 3 internautas. Entre más de 25 millones de habitantes. Hace años que sé de un tal Alejandro Cao, tarragonés que ejerce de delegado especial, comunista convencido por lo que veo. Visito su web, veo noticias algo curiosas, como la apertura, hace más de un año, de un restaurante italiano en Pyongyang, gracias a la formación de sus cocineros en Italia (con escasa modestia manifiestan que sus cocineros ya son tan buenos como los italianos: no sé). El mundo tiene esos rincones (no pequeños rincones: Corea del Norte es un país de unos 120.000 km2. 
Quizás esa es la imagen: sentado en una avenida desierta en Pyongyang, en la pose oficial establecida por las leyes del país, leyendo un libro de Lucía Etexebarría, o lo que de él haya dejado la censura norcoreana. Mientras las cuerdas sintéticas parece que quieren volver a acercarse, pero se alejan.


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