dissabte, 16 de juliol del 2011

AMOR BREVE

Qué puede rezar con la pistola entre sus manos ??.
Bendito señor el libro que, acabado de leer, te empuja al ordenador a escribir sobre él, antes que las palabras y las ideas y el torbellino de sensaciones se desvanezca, como las imágenes de los sueños que, carentes de toda lógica, se escapan entre nuestros dedos a medida que nos despertamos.

Empecé a leer esta mañana, como a las seis y media, justo hacía diez minutos o así que había amanecido y me enfrasqué. Ciento veintisiete páginas en total no deberían durarme mucho más de un día.
Apenas leídas unas diez páginas ya había comprendido perfectamente que no podría dejar de leerlo.
Cosas de madrugar tanto un sábado, sobre las siete decidí acostarme de nuevo y dormir algo más.
Soñé con una familia sentada en una mesa de un restaurante, a la que unos niños, amigos de los dos hijos, se acercan a buscar para ir a jugar. El padre, con una pose algo autoritaria, les prohíbe abandonar la mesa sin haber acabado sus platos. En un gesto de solidaridad, los amigos toman cubiertos y empiezan a ayudar a los niños sentados en la tarea de apurar el contenido de los platos.
Despierto y vuelvo con el libro; lo he hecho varias veces hasta que a las nueve y media todo el hogar se ha puesto en marcha. El hogar puesto en marcha acaba con el silencio cómplice que ama la lectura, y viceversa.

Antes de comer he dado cuenta del resto del libro.

Ni una coma sobra en esta corta novela. Ni una palabra propia del habla colombiana. Sé lo que es tote, fierro, y parce. Me ha hecho recordar El poder del perro dónde se dice menos (o se sugiere menos, que es casi lo mismo) en muchas más páginas, y, pero no puedo ser cruel con una novela en su idioma original frente a una (floja según John Self) traducción del inglés, con mucho mejor estilo, la intención literaria de marras que siempre acaba aflorando. Dura y seca, cruel y polémica en la expresión de ciertas opiniones, llegué a esta emblemática novela por puras búsquedas en internet. Me ha parecido magnífica y procuraré agenciarme con el original pues la copia que he leído es de la biblioteca. Sin la dura y física descripción de torturas que caracteriza el libro de Winslow, los muertos en La virgen de los sicarios son, en su mayoría, traspasados (desde la enfermedad común de la existencia) con una frialdad quirúrgica y minimalista. Opuesto al barroco de la tortura inacabable, el disparo en la frente, ese del cual tarda unos segundos en salir la primera gota de sangre, cuando todo ha acabado.

Hace un año no dejaba de escuchar The suburbs de Arcade Fire. No sé si esos suburbios de alguna ciudad canadiense tienen que ver con los de Medellín. Claro que lo sé, y no es así. Dije que no haría retrospectivas a un año, debería haberlo cumplido, pero estoy seguro de que en un año he ganado en valentía y en no tener pudor de escribir lo que sea.
Mi blog está en www.escritores.org, pero no sé si esto manifiesta mérito alguno. Puede que decirlo ya se lo reste, pues es una estupidez, en cualquier caso ahí se queda. Rara vez borro una frase a no ser que no tenga nada que ver con el contexto.

Otro Javier Cercas, no el de Anatomía de un instante, tiene un blog y me confunde. Habla de literatura pero subdivide géneros en sus críticas, a uno lo llama vida cristiana y comenta libros de Ratzinger. Menos mal que el sicario Alexis no anda cerca. Busco a Bolaño en su blog y se muestra extrañado de su éxito. Dice que no encuentra tiempo para empezar a leer sus largas novelas. Curioso, lo mío es al revés. Tengo que descartar una y otra vez leer Los detectives salvajes pues es el último paquete de arroz de mi despensa. Se queja de que Bolaño machaca a Skarmeta y a Isabel Allende.
Insisto, es mejor que Alexis no merodee por aquí.






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