dijous, 7 d’abril del 2011

VITRIOLO A GO GO

Parece que los japoneses van arreglando lo suyo, aunque sea a costa de llenar el Pacífico de radioactividad. Las gambas de la zona van a ser grandes este año. Puede que algunas tengan tres ojos, o dos cabezas, o más patitas de la cuenta. Ya ha pasado casi un mes, y el planeta aún no se recupera del susto. No sé si la edición que los de Sónar pensaban hacer el último fin de semana en Tokyo se ha celebrado o no. Yo, antes de tener niños a los que asusta la música a un volumen considerable, no fallaba a un Sónar. Ahora no sé que pintaría yo viendo engendros como Die Antwoorp, y dejo al libre albedrío de cada uno buscar por el Youtube vídeos enfermizos de este grupo. Yo con lo que he visto ya paso, lo siento. Además mi compromiso semanal es con el Sr. Walker, que en modernidad les da sopas con honda, no os quede una duda.
Alguien en Japón inventó el karaoke. A este invento le debemos una formidable escena en Lost in translation, con Bill Murray recitando More than this de Roxy Music, alejado con su camiseta vuelta del revés (curiosa manera de modernizarla) de la hierática pose de Bryan Ferry. Está claro lo del karaoke : a mayor la cogorza mejor el resultado. Solo personas retorcidas dejan que sus amigos beban y beban y se expongan al espectáculo de pillar el micro y destrozar canciones, mientras ellos se mantienen sobrios para levantar testimonio. Dejar que los demás se emborrachen para poder reirte de ellos más tarde debería estar tipificado como delito.
El mayor karaoke de la historia de la humanidad ha sido sin duda el montaje de todas las temporadas de OT. Lógicamente, las oleadas de mediocres intérpretes que han concursado en el engendro no tenían mejor ubicación posible que el aluvión de musicales que con diversos grados de reciclaje van saliendo por debajo de las piedras - que si Abba, que si Mecano, que si Grease, o Michael Jackson... siento que 6Q pueda interpretar ésto como un ataque, no lo es, tranquilo, 6Q no tiene la culpa de que siempre haya un triunfito de por medio dedicándose a eso, al karaoke sobrio, no al que hace que los amiguetes entonados se partan el hojaldre cuando haces gallos o inventas estrofas, sino a ese karaoke de ríctus serio, de posado limpio, de fija mirada al micro antes de enseñarles a los demás el arte que llevo dentro. Baste con decir que el elemento más exitoso de todo el invento sea un tipejo como Bisbal. Madre del amor hermoso.
Comprendo que un músico necesitado deba tirar de esos repertorios para hacer caja. Pero juro que recogeré firmas pidiendo la pena de muerte si a alguien se le ocurre tocar con esa vara tiznada de porquería cualquiera de estas joyas.


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