dilluns, 18 d’octubre del 2010

LA PLANCHA Y LA VIDA

No sé como será la filosofía cara pero ésta va a ser de la barata.


Plancho, luego existo. Es una actividad bastante rutinaria pero tiene sus cosas buenas. Puedes hacerla mientras piensas en cualquier otra cosa. Sólo tienes que procurar no apartar la vista. Gracias a las virtudes del algodón egipcio puedo estar un buen rato pensando. Como estoy ayudando a mi hija con sus lecciones de Medi, ahora me toca la célula animal y la célula vegetal. Es fascinante como está montado esto del reino animal ( reino ¿? Por qué no puede ser una república ¿? ) Las células y su núcleo y su membrana y sus corpúsculos de los que se conoce su función y sus corpúsculos de los que no se conoce. Su sistema de aprovechar los nutrientes y su desarrollo. Estamos hechos de un montón de esos pequeños y complicadísimos organismos. Una prima que vive en USA y es física ( y tiene un blog, pero es de cocina ) podría intervenir aquí y aclararnos algo de todo esto. No sé si la vida, la de la humanidad o la de todos los seres que nos acompañan, es la obra del gran proyecto de alguien o la secuencia azarosa de una serie de reacciones químicas que nos han hecho llegar hasta este complicado mundo que tenemos montado en nuestro planeta ( y teniendo en cuenta que somos una chispa en medio del magno incendio galáctico ).

Si los escritores son filósofos baratos cuando dicen, o ponen en boca de sus personajes frases cómo ésta habría que verlo :

Enrique Vila-Matas ( en París no se acaba nunca ) : “El verdadero carácter de las personas se forja los domingos por la tarde”.

No sé. Yo me he estado un rato luchando contra la persistencia de las arrugas y me han venido a la mente varias cosas.

Primero, que quizás comprenda a toda esa gente que, ante la observación de ese entramado de ingeniería piense en términos jerárquicos, en el creador, el origen, el mandamás, el jefe de todo ésto, como renunciando a cualquier mérito propio y cediéndoselo a los demás. Son ovejas que necesitan a su pastor, soldados que necesitan a su general, quizás hijos que necesitan a un padre. Individuos conscientes de lo frágiles y débiles que somos (quien piense le contrario que se ponga en una bajada delante de un camión sin frenos, a ver las montañas que mueve la fe ), que necesitan que alguien más (todo)poderoso les saque las castañas del fuego. Desde luego, es un proceso peligroso : acabas planteándote esto y puedes acabar el 7 de noviembre en cualquier céntrica calle de Barcelona esperando ver pasar a un anciano agitando una estúpida banderita blanca y amarilla. Conmigo que no cuenten.

También comprendo a quien, escéptico ante todo esto, no le da tantas vueltas. Estamos por aquí, pasó algo, un día no estaremos, porque habrá pasado cualquier otra cosa. Mientras, al menos no hagamos cosas que perjudiquen a los demás. Lo de los proyectos de vida y demás zarandajas que se lo digan a los millones de personas de este planeta cuyo proyecto de vida es qué comer al día siguiente. Supongo que en este saco debemos estar esos peligrosos individuos llenos de desapego y falta de valores morales. Pero qué amenazador suena eso.

Desde el edificio donde trabajo puedes ver aviones surcando constantemente el cielo. Puedes quedarte mirándolos fijamente ( 6Q, tú seguro que lo harías ) pensando en la gente que viaja en ellos. Quienes son, si van o vienen y dónde. Pensarás en un adolescente que viaja solo, a cargo de una azafata. Es menor de edad y no está solo por que le haya pasado nada malo. Simplemente es que sus padres han preferido no acompañarle al concierto del que viene, pues es suficientemente responsable. El concierto le ha impactado y posiblemente haya cambiado su vida, pues ha despertado un interés que, con los años, será un talento que sorprenda al mundo.

Él mira abajo y ve un edificio, no sabe si son viviendas u oficinas. Se fija en lo que cree que es alguien tecleando ante una pantalla. Imagina a alguien escribiendo una carta de amor, imagina a alguien sosteniendo una conversación a través de un chat, finalmente está seguro que es uno de esos creadores de relatos cortos, de esos que en una frase dejan que tu imaginación se desboque. Los dos que ha escrito hoy son :

“Se miraron fijamente a los ojos, y él decidió cambiar de tema”

y el otro

“Apenas había llegado a cerrar la puerta cuando ya se arrepentía de hacerlo”

Todos están muy vivos, les da igual cual es la causa final de su existencia.

No he leído a Herbert Marcuse, no he leído a Bertrand Russell, no he leído a Wittgenstein ( con esa cara de su clásica foto reconozco que me apetecería ). He leído a Kant, he leído a Descartes, he leído a Jaspers ( para este último se necesita mucho valor, lo garantizo ). Lo único que sé es que quizás debería respetar más a los filósofos ( tiendo a pensar que son señores muy sesudos que fuman en pipa y se ponen la mano en la barbilla para las fotos, para escribir cosas aburridísimas que acabas no entendiendo ). Lo que está claro es que plancho con demasiada frecuencia.

1 comentari:

  1. “La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio.”

    “El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.”


    Veo con sorpresa en la biografía de Nietzsche que nunca trabajó en una tintorería. De todos modos has conseguido que no vuelva a mirar igual una camisa planchada.

    6Q

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